viernes

Los atributos masculinos:

 

Un ejemplo de la riqueza del español es el número de acepciones de una simple palabra, como puede ser la archiconocida y frecuentemente utilizada Cojones.

Si va acompañado de un numeral tiene significados distintos, según el número utilizado. Así­, uno significa costoso (valí­a un cojón), dos valentí­a (tiene dos cojones), pero tres significa desprecio (me importa tres cojones) y un número grande y par implica dificultad (conseguirlo me costó mil pares de cojones).

Por otra parte, el verbo cambia el significado. Tener indica valentí­a (esa persona tiene cojones), aunque entre admiraciones indica sorpresa o incredulidad (¡la cosa tiene cojones!). Con el verbo poner se expresa un reto, especialmente si se pone en algunos lugares (puso los cojones encima de la mesa). También se utiliza para recalcar una apuesta (me corto los cojones) o para amenazar (si te veo con otra te corto los cojones).


El tiempo del verbo altera el significado de la frase. Así­, el presente indica molestia, hastí­o o indiferencia (me toca los cojones), el reflexivo significa vagancia (está todo el dí­a tocándose los cojones), pero el imperativo apunta sorpresa y amenaza (eso es, tócate los cojones).

Los prefijos y sufijos modulan su significado: «a» expresa miedo (acojonado), «des», risa (descojonarse), el sufijo «udo», excelencia, perfección (cojonudo) y «azo» indolencia (cojonazos).

Las preposiciones matizan la expresión: «de» significa logro, éxito (me salió de cojones) o cantidad (hací­a un frí­o de cojones), «por» expresa voluntariedad (esto lo saco yo por cojones), «hasta» expresa lí­mite de aguante (estoy hasta los cojones), pero «con» indica valor (eso era un tí­o con cojones) y «sin» cobardí­a o poco carácter (era un tí­o sin cojones).

El color, la forma, el tamaño o la tersura aportan más variantes. El color violeta expresa frí­o (se me quedaron los cojones morados), la forma puede expresar dejadez, holgazanerí­a (tení­a los cojones cuadrados), mientras que el desgaste implica experiencia (tení­a los cojones pelados de repetirlo).

Importan también el tamaño y la posición (tení­a los cojones grandes y bien plantados); sin embargo, hay un tamaño máximo que no debe superarse (tiene los cojones como el caballo del Cid), porque entonces indica torpeza o vagancia. O también (ese tiene unos cojones que le cuelgan, o que se los pisa, o que se sienta sobre ellos o necesita una carretilla para llevarlos).

La interjección ¡cojones! es simplemente sorpresa. Cuando uno llega a la máxima perplejidad dirá: ¡manda cojones!

Y es que en tan masculino lugar reside la voluntad y es ahí­ de donde surgen las órdenes (porque me sale de los cojones).

Tener los cojones por corbata, sentir mucho miedo y acobardarse ante una situación


 

En resumen, será difí­cil encontrar una palabra en castellano u otros idiomas con mayor número de acepciones.

Ya lo hemos leído varias veces, incluso algunos ya lo hemos publicado, pero hoy las ideas estaban en letargo

 

Y una apreciación personal porque me molesta, cojonudo es algo buenísimo y coñazo algo aburrido. Procuro no usar ninguna de las dos

sábado

La basilica del Pilar:


La Basílica cuenta con cuatro torres; la más antigua data de 1715 y se llama la Torre de Santiago. La segunda, llamada Nuestra Señora del Pilar, fue iniciada en 1903 y terminada en 1907; las dos torres de la ribera comenzaron a levantarse en 1949, finalizando la primera en 1959 y la otra en 1961; éstas reciben el nombre de San Francisco de Borja y Santa Leonor, respectivamente, haciendo memoria del matrimonio que las costeó, D. Francisco Urzáiz y Dña. Leonor Sala.
Cada una de las cuatro torres levantan 92 metros de altura. 

La talla en madera de la Virgen, a pesar de su importancia es muy pequeña, solo mide 39 centímetros, descansa sobre una columna de jaspe de 1,70 metros de altura y un diámetro de 24 centímetros resguarda por plata y bronce.

Cada día del año luce un manto distinto, excepto los días 2, 12 y 20 de cada mes, en que se deja ver la talla y la columna. 

El Pilar, es el único edificio cristiano del mundo que contiene simbología taoísta. 

Estos símbolos son signos formados por seis líneas ordenadas alternativamente en continuas y discontinuas, realizadas con los ladrillos de las ocho cúpulas de las naves centrales del edificio. En la tradición taoísta este hexagrama representa la unión del Cielo y la Tierra, el espíritu y la materia. Correspondiendo a la iconografía tradicional cristiana con la mujer del Apocalipsis, “Vestida de Sol y con la Luna bajo sus pies” en el catolicismo se representa así a la Virgen María y así aparece en la Basílica del Pilar.

El hilo que vincula el taoísmo y el catolicismo puede venir de través de la presencia de la Compañía de Jesús en China, los intercambios culturales y los intentos de traducción de los conceptos metafísicos, religiosos y filosóficos.

El hexagrama Wei-Chi son signos con una base matemática binaria, que representa los pares opuestos. Es decir, que simboliza por ejemplo el 1-0, masculino-femenino, ying-yang, luz -sombra etc.

Dentro de todo éste sistema taoísta hay una serie numérica que empieza en 1 elevado a su potencia y aumenta exponencialmente: 1,2,4,8,16,32,64...Esta serie, base de toda la filosofía taoísta tradicional china,  determina exactamente la Basílica del Pilar:
1 cúpula central, 2elípticas en los lados, 4 torres, 8 cimborrios octogonales, que son precisamente en los que se encuentra representado el hexagrama 64 veces. Hay dos caras en las que no se encuentra el hexagrama, que son la 16 y la 32. Estos dos números no son al azar ya que, en la Capilla, la columna de la virgen, está rodeada de 32 dibujos simbólicos en las 16 puertas y cubiertas por 32 esculturas.

Haciendo un cálculo numérico, asignando un número a cada rayita, resulta el número 42. Este número, ha sido a lo largo de los tiempos, un símbolo análogo entre la simbología china y la católica, así como el doble del último de los "grandes arcanos"

Símbolo del Axis Mundi “eje del mundo” en la torre de la Basílica del Pilar.

El pilar o «axis mundi» para la china tradicional lo podemos ver en el marco o jambas que presentan las ventanas del campanario de las torres occidentales de la Basílica. Concretamente observemos la más antigua, en la que las jambas están construidas de piedra sobre el fondo de ladrillo, posiblemente para subrayarlo de forma clara.

Por lo tanto, nos hemos de “situar” en el centro del mundo que nos rodea, totalmente identificados con el axis mundi, este eje que nos trasciende, pero que nuestro cuerpo erecto simboliza. Desde esta posición axial que en chikung se conoce como “posición del árbol” se hacen evidentes las seis direcciones del espacio, simbolizadas por los seis brazos de la cruz tridimensional: arriba, abajo, izquierda, derecha, detrás delante. Es por tanto una imagen, un truco, un símbolo, para aprender a conectar con nuestra dimensión humana expandida, nuestro ser cósmico, nuestra “alma”. Y lo hacemos identificándonos con este símbolo de Jesucristo.

Fundamental símbolo de Jesucristo, presente en los tímpanos de templos “románicos” y por doquier en el arte cristiano, que se trata geométricamente de la cruz tridimensional, la de tres palos, o de seis brazos, que tanto aparece en la arquitectura gaudiniana.

En la Basílica del Pilar lo encontramos empotrado en el muro sur del templo próximo a la puerta del acceso sudeste es un antiguo crismón trinitario cuya construcción se remonta muchos años atrás, cuando el Pilar no era ni basílica, sino una pequeña iglesia románica o incluso mucho antes.  Es lo único que se ha conservado de las varias obras y modificaciones que ha sufrido el templo hasta quedar como hoy en día lo vemos.
 

El crismón trinitario rodeado de puntos, rosetas y volutas que esconde una interesante profecía.  Anuncia la segunda venida de Cristo al final de los tiempos, o lo que viene a ser lo mismo que la fecha del fin del mundo para muchos.

De autor desconocido, se cree que puede estar fechado entre 1179 y 1186, en el Crismón, podemos ver a la derecha el Sol representado por una rosa de 10 pétalos y 36 puntos, en cuyo centro hay otra rosa de 4 pétalos,

a la izquierda la Luna representada por una rosa de 8 pétalos con una cruz en el centro y junto a ellos representados por dos rosetas a Saturno y Júpiter, a los que se les reconoce por el número de pétalos de las rosetas que los representan.

Todos los elementos del crismón están rodeados por unas volutas en número de 23. Es precisamente este número el que representa la suma de los epiciclos de Júpiter y Saturno en el periodo tópico de Júpiter.  Todo ello representa la "Magna Conjunción" que tuvo lugar precisamente el 14 de Septiembre del 1186. Año alrededor del cual se construyó el crismón.  Para muchos, aquello significaba que con esa conjunción daría lugar a la destrucción total del Islam y el triunfo del Cristianismo. Pero nada de eso sucedió, quizá solamente algunos hechos aislados.
  Lo curioso de todo esto es que esa misma conjunción volverá a darse el día 23 de Septiembre del 2040. Y eso es precisamente, lo que nos está diciendo el crismón.

El 4 de agosto de 1936 un avión republicano bombardeó la basílica: Cayeron cuatro bombas, dos sobre el templo, una en la plaza y una más que cayó en el Ebro. Ninguna hizo explosión.  Las dos que atravesaron el techo de la basílica solamente dejaron, delante de la angélica capilla, sendos boquetes en el techo que todavía pueden observarse uno de ellos en la "adoración al nombre de Dios" de Goya y otro en la cúpula de la Santa Capilla. La que cayó en la plaza levantó unos cuantos adoquines dejando un hueco en forma de cruz, que más tarde fue rellenado con una cruz de mármol, con la fecha del acontecimiento esculpida.

Dos de aquellas bombas se conservan y se exponen en los pilares del templo.

Aunque muchos creyentes lo consideraron un milagro, lo cierto es que las bombas de 50Kg que se lanzaron necesitan algunos cientos de metros para activar la espoleta, pero el avión sólo volaba a 150 metros del suelo

Otra curiosidad de la construcción del nuevo edificio es que su eje se desvía 6 grados respecto del templo mudéjar para hacerlo coincidir con la salida del sol del 20 de enero día de la Venida. Igualmente, la iglesia está dividida en siete tramos, un número con una gran simbología cristiana.





 

Más y mejor información aquí

Y un recuerdo para mi amigo Emilio

martes

Una entrada prestada:


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