La Basílica cuenta con cuatro torres; la más antigua data de
1715 y se llama la Torre de Santiago. La segunda, llamada Nuestra
Señora del Pilar, fue iniciada en 1903 y terminada en 1907; las dos torres
de la ribera comenzaron a levantarse en 1949, finalizando la primera en 1959 y
la otra en 1961; éstas reciben el nombre de San Francisco de Borja y Santa
Leonor, respectivamente, haciendo memoria del matrimonio que las costeó, D.
Francisco Urzáiz y Dña. Leonor Sala.
Cada una de las cuatro torres levantan 92 metros de altura.
La talla en madera de la Virgen, a pesar de su importancia
es muy pequeña, solo mide 39 centímetros, descansa sobre una columna de
jaspe de 1,70 metros de altura y un diámetro de 24 centímetros resguarda por
plata y bronce.
Cada día del año luce un manto distinto, excepto los días 2,
12 y 20 de cada mes, en que se deja ver la talla y la columna.
El Pilar, es el único edificio cristiano del mundo que
contiene simbología taoísta.
Estos símbolos son signos formados por seis líneas ordenadas
alternativamente en continuas y discontinuas, realizadas con los ladrillos de
las ocho cúpulas de las naves centrales del edificio. En la tradición taoísta
este hexagrama representa la unión del Cielo y la Tierra, el espíritu y la
materia. Correspondiendo a la iconografía tradicional cristiana con la mujer
del Apocalipsis, “Vestida de Sol y con la Luna bajo sus pies” en el catolicismo
se representa así a la Virgen María y así aparece en la Basílica del Pilar.
El hilo que vincula el taoísmo y el catolicismo puede venir
de través de la presencia de la Compañía de Jesús en China, los intercambios
culturales y los intentos de traducción de los conceptos metafísicos,
religiosos y filosóficos.
El hexagrama Wei-Chi son signos con una base matemática
binaria, que representa los pares opuestos. Es decir, que simboliza por ejemplo
el 1-0, masculino-femenino, ying-yang, luz -sombra etc.
Dentro de todo éste sistema taoísta hay una serie numérica
que empieza en 1 elevado a su potencia y aumenta exponencialmente:
1,2,4,8,16,32,64...Esta serie, base de toda la filosofía taoísta
tradicional china, determina exactamente la Basílica del Pilar:
1 cúpula central, 2elípticas en los lados, 4 torres, 8 cimborrios octogonales,
que son precisamente en los que se encuentra representado el hexagrama 64
veces. Hay dos caras en las que no se encuentra el hexagrama, que son la 16 y
la 32. Estos dos números no son al azar ya que, en la Capilla, la columna de la
virgen, está rodeada de 32 dibujos simbólicos en las 16 puertas y cubiertas por
32 esculturas.
Haciendo un cálculo numérico, asignando un número a cada
rayita, resulta el número 42. Este número, ha sido a lo largo de los tiempos,
un símbolo análogo entre la simbología china y la católica, así como el doble
del último de los "grandes arcanos"
Símbolo del Axis Mundi “eje del mundo” en la torre de la
Basílica del Pilar.
El pilar o «axis mundi» para la china tradicional lo podemos
ver en el marco o jambas que presentan las ventanas del campanario de las
torres occidentales de la Basílica. Concretamente observemos la más antigua, en
la que las jambas están construidas de piedra sobre el fondo de ladrillo,
posiblemente para subrayarlo de forma clara.
Por lo tanto, nos hemos de “situar” en el centro del mundo
que nos rodea, totalmente identificados con el axis mundi, este eje que nos
trasciende, pero que nuestro cuerpo erecto simboliza. Desde esta posición axial
que en chikung se conoce como “posición del árbol” se hacen evidentes las seis
direcciones del espacio, simbolizadas por los seis brazos de la cruz
tridimensional: arriba, abajo, izquierda, derecha, detrás delante. Es por tanto
una imagen, un truco, un símbolo, para aprender a conectar con nuestra
dimensión humana expandida, nuestro ser cósmico, nuestra “alma”. Y lo hacemos
identificándonos con este símbolo de Jesucristo.
Fundamental símbolo de Jesucristo, presente en los tímpanos
de templos “románicos” y por doquier en el arte cristiano, que se trata
geométricamente de la cruz tridimensional, la de tres palos, o de seis brazos,
que tanto aparece en la arquitectura gaudiniana.
En la Basílica del Pilar lo encontramos empotrado en el muro
sur del templo próximo a la puerta del acceso sudeste es un antiguo crismón
trinitario cuya construcción se remonta muchos años atrás, cuando el Pilar no
era ni basílica, sino una pequeña iglesia románica o incluso mucho antes.
Es lo único que se ha conservado de las varias obras y modificaciones que
ha sufrido el templo hasta quedar como hoy en día lo vemos.
El crismón trinitario rodeado de puntos, rosetas y volutas
que esconde una interesante profecía. Anuncia la segunda venida de Cristo
al final de los tiempos, o lo que viene a ser lo mismo que la fecha del fin del
mundo para muchos.
De autor desconocido, se cree que puede estar fechado entre
1179 y 1186, en el Crismón, podemos ver a la derecha el Sol representado por
una rosa de 10 pétalos y 36 puntos, en cuyo centro hay otra rosa de 4 pétalos,
a la izquierda la Luna representada por una rosa de 8
pétalos con una cruz en el centro y junto a ellos representados por dos rosetas
a Saturno y Júpiter, a los que se les reconoce por el número de pétalos de las
rosetas que los representan.
Todos los elementos del crismón están rodeados por unas
volutas en número de 23. Es precisamente este número el que representa la suma
de los epiciclos de Júpiter y Saturno en el periodo tópico de Júpiter.
Todo ello representa la "Magna Conjunción" que tuvo lugar
precisamente el 14 de Septiembre del 1186. Año alrededor del cual se construyó
el crismón. Para muchos, aquello significaba que con esa conjunción daría
lugar a la destrucción total del Islam y el triunfo del Cristianismo. Pero nada
de eso sucedió, quizá solamente algunos hechos aislados.
Lo curioso de todo esto es que esa misma conjunción volverá a darse
el día 23 de Septiembre del 2040. Y eso es precisamente, lo que nos está
diciendo el crismón.
El 4 de agosto de 1936 un avión republicano bombardeó la
basílica: Cayeron cuatro bombas, dos sobre el templo, una en la plaza y una más
que cayó en el Ebro. Ninguna hizo explosión. Las dos que atravesaron
el techo de la basílica solamente dejaron, delante de la angélica capilla,
sendos boquetes en el techo que todavía pueden observarse uno de ellos en la
"adoración al nombre de Dios" de Goya y otro en la cúpula de la Santa
Capilla. La que cayó en la plaza levantó unos cuantos adoquines dejando un
hueco en forma de cruz, que más tarde fue rellenado con una cruz de mármol, con
la fecha del acontecimiento esculpida.
Dos de aquellas bombas se conservan y se exponen en los
pilares del templo.
Aunque muchos creyentes lo consideraron un milagro, lo
cierto es que las bombas de 50Kg que se lanzaron necesitan algunos cientos de
metros para activar la espoleta, pero el avión sólo volaba a 150 metros del
suelo
Otra curiosidad de la construcción del nuevo edificio es que
su eje se desvía 6 grados respecto del templo mudéjar para hacerlo coincidir
con la salida del sol del 20 de enero día de la Venida. Igualmente, la iglesia
está dividida en siete tramos, un número con una gran simbología cristiana.
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Y un recuerdo para mi amigo Emilio