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Algunos cementerios desaparecidos de Madrid:





La palabra cementerio tiene su origen en una palabra griega que significa sueño, en Madrid existen varios lugares donde dormir el último sueño y existieron algunos de los que solo queda la historia.
Hace años los cuerpos se enterraban en el suelo en las iglesias y sus patios,  solamente los mártires se enterraban bajo el altar de las iglesias, esta costumbre se amplió mas tarde a los que donaban su patrimonio a las comunidades religiosas o ejercían mecenazgo en escuelas y conventos.
En el siglo XVIII, el rey Carlos III prohibió que las iglesias fueran usadas para enterramientos, pero empezó a crecer el convencimiento de que si te enterraban lejos de la iglesia lo estabas también de Dios y proliferaron los cementerios parroquiales.  Se dictó una norma para la construcción de un cementerio grande y alejado de la ciudad pero costó mucho que el pueblo aceptara el uso de los cementerios construidos extramuros; el Cementerio General del Norte 
fue el primero en ser ubicado fuera de una iglesia; La leyenda cuenta que la primera persona enterrada fue la condesa de Jaruco, bella mujer cubana que tenía mucho trato con el rey José Bonaparte. (Desapareció en el s.XX y en su solar, la Compañía Madrileña de Tranvías construyó a partir de 1901 sus cocheras y fábrica de electricidad)
El segundo fue el Cementerio General del Sur 
 edificado por José Bonaparte, ya que el cementerio del Norte se había quedado pequeño para los muertos en la Guerra de la Independencia, estaba en lo que en la actualidad se conoce  como Carabanchel Bajo, cerca de la Puerta de Toledo y dividido en siete partes que pertenecían a siete parroquias.
Llegó a ser conocido como el Cementerio de los Ejecutados, ya que las personas ajusticiadas en la Plaza de la Cebada eran enterradas en este cementerio como el famoso bandido Luis Candelas. (En 1942 fue demolido y todos los restos se llevaron al Cementerio de La Almudena).
Algunos cementerios parroquiales hoy desaparecidos son, el cementerio de San Nicolás,
 situado a espaldas de la estación de Atocha. En este cementerio fueron enterrados ilustres personajes de la historia de España como los políticos Agustín Argüelles, Calatrava, Mendizábal y Muñoz Torrero, y los escritores Larra y Espronceda así como los restos de Calderón de la Barca, trasladados desde la iglesia de las Calatravas en abril de 1841. En la mitad del campo había un monumento dedicado a la Libertad (anterior a la estatua de la libertad neoyorquina pero más pequeña) obra de Aparici, que se encuentra ahora en el Panteón de Hombres Ilustres donde se trasladaron algunos de sus ilustres muertos (un lugar interesante).
Aunque fue clausurado el 1 de septiembre de 1884, no fue hasta 1912 cuando se procedió a su derribo. Sobre su solar se construyó una fábrica de cervezas.
El Sacramental de San Sebastián 
construido junto al de San Nicolás, tenía varios patios y su uso se extendió hasta 1884 cuando fue absorbido por el cementerio del Este. Según se dice tuvo el primer panteón/mausoleo de los cementerios de Madrid, perteneciente a Joaquín Fagoaga y familia que fuera el director del Banco de San Carlos, origen del Banco de España. (Tras su demolición se instaló  la compañía Estándar Eléctrica, luego Alcatel y en la actualidad viviendas) Sacramental de San Andrés en la actualidad se encuentra dentro del cementerio de San Isidro.  San Ginés y San Luis:
construido en 1831 y fue probablemente el más bonito de todos, con sus parques y columnas en estilo romántico (Hoy el espacio está ocupado por bloques de viviendas) y el Cementerio de La Patriarcal:

 en principio era sólo para aquellos que trabajaban en el Palacio Real, posteriormente ya para cualquiera, y a pesar de su abandono no fue demolido hasta pasada la Guerra Civil, los niños jugaban en él al fútbol entre ataúdes rotos y huesos desperdigados le llamaban el “campo de las calaveras”. (En 1952 el Estado levantó en el solar el Parque Móvil Ministerial y viviendas de sus funcionarios)

Plano catastral de la situación de la Sacramental de San Luis, a la izquierda de la G. Pegado a la Sacramental, arriba, el cementerio Patriarcal. Debajo en el centro, marcado con el 13, el Cementerio General del Norte


Y por último, en el de la Sacramental de San Martín y San Ildefonso:
de1849 dos años más tarde era uno de los más importantes de Madrid, contaba con cuatro patios y era el situado más al norte, fue clausurado en 1884 pero se siguió enterrando hasta 1902. Finalmente en 1926 se inició su derribo que duró hasta terminada la guerra civil y en los nichos se escondían y se resguardaban de los bombardeos; en él fueron enterrados, entre otros personajes, el pintor Eduardo Rosales y el escritor Ángel Fernández de los Ríos.  En 1952 se planeó levantar en su solar el que sería el Estadio de Vallehermoso, un nombre precioso para una pista de atletismo sobre un antiguo cementerio. El estadio tampoco existe.
Otros cementerios con historia ya desaparecidos son un cementerio visigodo en el actual barrio de Valdebernardo, uno musulmán en la zona de Puerta de la Cebada, uno judío en la zona de Embajadores, el cementerio para nobles situado en el Retiro donde hoy se encuentra el monumento del Ángel Caído. Este cementerio desapareció en 1874.
Hubo también uno para los suicidas, otro para los que morían en un duelo (duelos nada literarios de los que se puede hablar en otro momento)
Desaparecieron, unos por su falta de cuidado y mantenimiento así como por fallos en la construcción. 
Las sacramentales tenían únicamente enterramientos individuales en nichos y sepulturas, lo que explica las ampliaciones de casi todos ellos por la necesidad de espacio para nuevos finados. Sin embargo muchas de las sacramentales se encontraban rodeadas de viviendas, en pleno ensanche de Madrid, lo que favoreció su desaparición.
 
Lo de morirse no es cosa moderna, aunque sí lo es escribir y documentar los hechos. El Hospital de la Buena Dicha u Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y Buena Dicha fundado en 1564 había anejo un cementerio con entrada por la calle de los libreros, recogió los cuerpos de Manuela Malasaña, Clara del Rey y el resto de los caídos en los sucesos de 1808

“Forma la muerte y la ausencia
en el alma un cementerio,
con nichos donde el olvido
va enterrando los recuerdos.”
Ventura Ruiz Aguilera


8 comentarios:

  1. No conocía los detalles de estos cementerios. En uno de ellos Los Ejecutados, dices que los restos pasaron al de La Almudena, en otro al panteón de hombres ilustres y los demás restos?, se sabe donde fueron a parar, o simplemente descansan debajo de las edificaciones construidas posteriormente?
    Un abrazo.

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    1. En uno de los casos las lluvias destrozaron los nichos, las tapias se vinieron abajo, en otro fueron las bombas las que se encargaron de unir muertos viejos con los nuevos, pero es lo poco he he encontrado despues de leer mucho, aunque luego intento resumir para no cansaros. Los cementerios siempre me han llamdo la atención y tengo notas y apuntes de varios cementerios extraños y curiosos, cuando viajo los visito. Unos abrazos

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  2. Tiempo que no venia a este rinconcito, espectacular y con lujo de detalles lo que nos cuentas.
    saludos

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    1. Publico de tarde en tarde, es mas un lugar donde guardar que donde enseñar, pero me alegran mucho los comentarios de mis amigos. Un abrazo agradecido

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  3. Me asombra la cantidad de cementerios!!! bueno, es que donde yo vivo es una ciudad joven, seguramente por eso.....muy interesante, gracias Ester por compartir.

    Besos ♥

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    1. Madrid es muy grande y ciudad además de antigua con diferentes culturas, en la actualidad hay cerca de veinte cementerios. A mí siempre me han gustado por la historia que tienen, los hay realmente curiosos y de vez en cuando escribo sobre ellos, creo que esta es la cuarta entrada que les dedico en este blog. Apapachos

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  4. Me tendré que ir acstumbrado a convivir coon esos edificios, aunque ahora con las incineraconws, hhasta eso se qu8eda antiguo.

    manolo

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    1. jaja, que no falte el sentido del humor, yo he decidido que me incineren pero que antes me metan dentro un puñado de maíz, puede ser divertido. Abrazos "apretaos"

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