Relieve de la Epifanía, Retablo Mayor de la Catedral del Salvador (La Seo) de Zaragoza
La nieve que se recrea
con abundancia de lustros
sobre mi vieja cabeza,
os dice que no es una niña
quien esta carta comienza;
y aunque el correr de los años
de mí ya larga carrera
adormecen mi memoria
y al recuerdo pone puertas
para cerrar la salida
y silenciar mis vivencias,
no me olvido que hace tiempo
como una niña más que era,
yo os escribía mis cartas
de ilusiones bien repletas
donde pedía juguetes
que mi infantil impaciencia
deseaba recibir
de vuestra digna realeza;
y esperaba temblorosa
que la ventana trajera
las luces del nuevo día
con su caudal de promesas,
con su río de aventuras
y su abanico de fiestas;
y empujando los portones
de la ventana entreabierta
con el tímido deseo
de todo aquel que os espera,
con ojos semicerrados,
con la duda y la certeza,
en una mezcla emotiva
de esperanza y de sorpresa,
estrujaba entre mis manos
la muñeca o la trompeta,
y exprimía sus entrañas
o le arrancaba las teclas,
y la pepona despeinada
o la hojalata que fuera
la trompeta sin acordes
porque ya estaba sin teclas,
eran mi mayor trofeo
la razón de mi creencia;
y como sigo creyendo
en vuestra magna realeza
con infantil esperanza
con ilusión y con fuerza,
voy a pedir, majestades,
un montón de cosas buenas.
Al Niño Dios le llevasteis
el Oro de la riqueza,
la roja y frágil Mirra
y el Incienso, como prenda
de lisonjas y de aromas,
de regalos y prebendas.
Yo no os pido majestades,
el oro ni la riqueza,
para los míos, yo quiero,
no un juguete de madera
ni tampoco de hojalata;
quiero un juguete que tenga
en sus entrañas de trapo,
un ramillete de ofrendas,
un futuro de ilusiones
y una eterna primavera.
que una lluvia iluminada
de soles y de cometas,
con intensos resplandores
de floridas alamedas
y de rastros embrujados
se acerquen a la cancela
que separa los umbrales
de sus vidas y la Vuestra,
y repartiendo el incienso
de lágrimas y promesas
y la mirra transparente
con su fragancia serena,
derramen Sus Majestades
lunas de amores, llenas
de firmamentos azules,
y de manos bien repletas
de bendiciones alegres
y de abiertas madreselvas
con rumores cristalinos
de manantiales que riegan
con el chorro de sus fuentes,
lo mejor de su pradera.
dejad en nuestra ventana,
para mis hijas violetas
de aroma suave y ardiente
y vuestra augusta promesa
de un porvenir recamado de amor,
de dicha y de fiesta.
Yo misma hace algún tiempo
Queda más que demostrado que esa niña de hace tiempo aún está en plena niñez. Que la magia de los reyes este siempre en ti. Un besote muy grande con todo mi cariño.
ResponderEliminarUna vez al año, unos cuantos días pero aletean los sentidos y dejan recuerdos para conservar. Que los magos te den paz y armonía, que nunca dejes de quererte y que puedas desenvolver algún regalito. Abrazucos
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