sábado

Con cariño:





La historia empieza en el s. XIX en la librería de Doña Pepita, que vendía publicaciones de segunda mano, su propietaria, Doña Josefa Borrás Ballester, era popular por su habilidad en recordar nombres de autores y libros de texto de los utilizados por los catedráticos. Era maestra de carrera, profesora de sordomudos, y radiotelegrafista. Poseía bondad infinita y prestaba dinero a los estudiantes que a veces le revendían sus libros. Murió en 1923.

  En el año 1920 doña Felipa Polo Asenjo con tan solo 12 años entró a trabajar en la Librería de Doña Pepita en la Calle Libreros, antiguamente llamada calle Justa, hasta finales del s. XIX, en 1893 pasó a llamarse calle Ceres, hasta 1926, que pasó a llamarse de Constantino Rodríguez,  pero se la siguió llamando calle Ceres. Ya en 1948 se le cambió el nombre por calle de los Libreros en honor a la librería de doña Pepita y porque la calle entera estaba llena de librerías, una calle no demasiado larga y llegó a albergar 11 librerías, todas de compraventa, algunas alcanzaron verdadera fama, una de ellas es la Casa de la Troya, es de las pocas que permanecen abiertas.

  Cabe destacar la gran personalidad de Felipa, como su gran implicación en momentos de posguerra con sus clientes, con su siempre carácter enérgico y sus pequeños toques humorísticos, su grandes frases filosóficas de sabiduría popular como : "Si no tienes nada que hacer, no lo vengas a hacer aquí" o " A quien se hace de miel, se lo comen las moscas" que se convirtió en toda una institución de Madrid y en concreto de esta calle, desde su librería “La Felipa” que inició su andadura de venta de libros en su propio local destinado en un principio a una fábrica de chocolate. Era el año 1944.

Felipa era una mujer poco cuidadosa con su lengua y su aspecto, vestida siempre de negro, con cinco o seis gomas en la muñeca, con dos trenzas enrolladas detrás de la orejas, es activa y paternalista. A Felipa la tutea todo el mundo y todo el mundo es tuteado por Felipa. Nació en un pueblo de Guadalajara.  Entre los estudiantes era una verdadera institución, muy querida y respetada.

Unos estudiantes que llenaban la calle, especialmente durante la temporada alta, que comenzaba en septiembre y terminaba en noviembre, llegaban cargados con los libros del curso anterior, y los vendían en las librerías y en la calle entre ellos. La actividad continua en la calle y en las cuatro librerías que quedan, pero la temporada es mucho mas corta que antes y la el número de estudiantes ha disminuido considerablemente.

La Librería Felipa de la Calle Libreros cerró en el año 2000.

Y hoy, 28 de abril, hace 11 años que murió “Felipa” había cumplido 93 años.

2 comentarios:

  1. Cada día me gusta más este autodidactabis que tengo puesto en mi blog como autodidactados. La entrada del tango "Cambalache" es magistral.
    Hoy nos obsequias con las historia de Doña Pepita, Doña Felipa, de la calle de los Libreros... y sus anecdotas. Tambien de la triste decadencia de los pequeños comercios de barrios que vemos como están siendo devorados por las grandes superficies y por las ventas de internet.
    En Sevilla está ocurriendo igual, tanto con las librerias de primera mano como con las de libros usados, (aquí no se concentraban en una sola calle). Todavía existen expresiones que la "gente nueva" usa sin conocer su significado. Por ejemplo:"Estás más visto que los tebeos del Lobato" haciendo referencia a una librería (Lobato), de cambio de libros y tebeos hoy desaparecida.
    Igual ocurre en todo el mundo. La película "Tienes un e-mail" relata la decadencia "a la americana" de una pequeña librería, aunque en un tono sensiblero, pero a pesar de todo me gusta mucho.
    Lo dicho... me encanta autodidactabis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En un principio era autodidactados, que me gusta mas, pero la dirección de correo no me lo admitió y estaba con dos nombres diferente y opte por cambiar el del blog.
      Me gusta que te guste este espacio, es mas mío.
      Doña Pepita fue la impulsora de la venta de textos de segunda mano, y doña Felipa acabó siendo una institución.
      Creo que los herederos abrieron una librería con el mismo nombre pero en un polígono, y ya no es lo mismo.
      Unos abrazos Antonio.

      Eliminar