Una historia salpicada de desgracias.
En el s. XI las crónicas hablaban ya de la iglesia de
Atocha. Se reducía el templo de la patrona de Madrid (En el 1643 es proclamada la
Virgen de Atocha Patrona de Madrid, como la venía
considerando el pueblo fiel desde la reconquista a los árabes, hasta que el
Papa Pío X declaró por soberano decreto de agosto 1908 a la virgen de la Almudena Patrona
de Madrid, señalando su fiesta el día 9 de noviembre) en
aquel tiempo, a una capillita de 15 pies de larga y 12 de ancha (no permitían
más grandiosidades los moros que vivían en su cercanía).
Pero si nos remontamos a fechas anteriores, se cree que la primitiva ermita de Atocha estuvo en
la vega madrileña, cerca del río Manzanares, que es donde entonces moraban los
cristianos. Consta la situación señalada de la ermita por una carta que se
conserva, al parecer, en la
Catedral de Toledo y en la cual San Ildefonso, gran devoto de
Atocha indicaba a un canónigo de Zaragoza que cuando pasase por Madrid «se
acordara de que en su Vega, había una devota imagen de Nuestra Señora, con un
Niño en el brazo izquierdo y una manzana en la mano derecha, llamada la Virgen de Atocha»
En una de las “razzias” de los árabes, (Incursión rápida en territorio enemigo,
especialmente con fines destructivos o de saqueo) y por temor a que
fuese profanada, alguien la escondió entre unos matorrales.
Los reyes y la
Iglesia de la
Virgen de Atocha: Cuando mediado el siglo XI entró
Alfonso VI en Madrid, la importancia de Atocha comenzó a aumentar y sus fincas
y riquezas crecieron tanto que pudo sustentar con ellas a varios capellanes que
atendían al servicio y culto de la
Virgen.
Con la ayuda de Felipe II se construyó una capilla con mayor
suntuosidad y de mayor espacio que la antigua. El rey la mandó asentar en los
libros de su Patronazgo Real, luego Felipe III por una real Cédula dada en
Valladolid el 10 de noviembre de 1602, dice que “… la capilla de
Nuestra Señora de Atocha que de aquí en adelante se intitule y llame Capilla
Real y Patronazgo mío y de los demás reyes mis sucesores…”
Los religiosos hicieron gran apostolado en Madrid y
alrededores, mejorando el culto y devoción a la Virgen de Atocha, que
pronto se convirtió en Patrona de la Casa Real. Los reyes acudían al templo con
frecuencia, viniendo a convertirse en el santuario en que se depositaban los
victoriosos trofeos de los Ejércitos españoles.
Todos los reyes de la Casa de Austria se esforzaron en mejorar y
ampliar las instalaciones de la iglesia y convento. Durante el reinado de la Casa de Borbón continuaron
las ofrendas, y donativos para enriquecer las instalaciones hasta llegar a la
que podríamos llamar -la noche triste del santuario- ya que en la noche del 5
de diciembre de 1808, las tropas francesas se apoderaron del convento, lo
convirtieron en cuartel, expulsaron a los religiosos y cometieron profanaciones
y robos con destrucción de la biblioteca, etc. Atocha quedó
destruida durante los años que la ocuparon los soldados
invasores.
Libre ya de franceses los religiosos que habían estado
refugiados en el convento de Santo Tomás de la calle de Atocha, volvieron al
santuario donde estuvieron hasta la exclaustración en 1834, y otra vez la iglesia
de Atocha quedó convertida en un páramo de desolación y ruinas y el convento se
convirtió en cuartel de inválidos.
A la muerte de Fernando VII, la reina gobernadora
María Cristina evita, reclamando la imagen para la Capilla de Palacio y las
alhajas y demás ofrendas que habían hecho los reyes, que con Mendizábal
desaparezca la imagen aunque no consigue lo mismo del santuario y del convento.
Con la desamortización la Basílica queda convertida
en cuartel de inválidos y se votó una ley para que en la capilla de Atocha se
estableciese un Panteón Nacional que había de guardar los restos de los
españoles ilustres. Esta ley no tuvo cumplimiento hasta el 1869.
(El Panteón de los Hombres Ilustres merece una atención
independiente y sosegada).
No fue suficiente que la reina Isabel II se preocupara de
restablecer el culto de Atocha nombrando una especie de cabildo compuesto por
un rector y tres sacerdotes, hasta que el peligro de hundimiento movió a la
reina Mª Cristina a ordenar que se procediese a su derribo. La Virgen, que recibía culto
en una pequeña capilla provisional, fue trasladada a la iglesia parroquial del
Buen Suceso que, como Atocha pertenecía al Patrimonio Real.
Restauración: El
año 1924 los dominicos, solicitaron al rey Alfonso XII concediese facilidades
para restaurar el convento e iglesia de la Virgen de Atocha. Se realizaron las obras con la
mayor rapidez y el primer sábado de noviembre de 1926 se hizo el solemne
traslado de la Virgen,
desde la parroquia del Buen Suceso hasta su nueva iglesia, donde fue recibida
por su majestad el Rey y su madre la reina María Cristina, reanudándose una
nueva era en el culto a la
Virgen de Atocha.
Durante la
República el Patronato de Atocha pasó por diferentes
ministerios. Muchos planes pero todos se abandonaban.
En los azarosos años de la guerra civil, al ser asaltados e
incendiados el convento y la iglesia -el 20 de julio de 1936- y los religiosos
que no pudieron escapar aquel día trágico fueron martirizados. Se perdió todo
cuanto de valor se guardaba en el recinto pero Dios quiso que se pudiera salvar
únicamente el mayor tesoro de la casa, la imagen de la Virgen de Atocha que había
sido retirada días antes de su trono y había sido entregada para su custodia a
una familia amiga de la
Comunidad, que la ocultó en un baúl del Museo Antropológico…
¡a dos pasos de la Basílica!).
La basílica: El
santuario de Atocha fue elevado a la dignidad de Basílica el 12 de noviembre de
1863 a
petición de la reina Isabel II, gracia que le fue otorgada por S.S. Pío IX. La
actual edificación inaugurada en 1951 (en la Navidad) forma un rectángulo de 52 metros de frente por
34 de fondo, con una altura en la nave central de 13,25 metros en la que
destacan las vidrieras de un estilo de interpretación moderna del románico y
que representan los misterios del Rosario en diseño del fallecido pintor Carlos
Pascual de Lara. Posteriormente fueron terminados el altar mayor y el camarín
de la Virgen
que hoy podemos afirmar es una de las patronas de Madrid que tiene un hermoso
templo moderno y los religiosos cuentan con los medios precisos para el
ejercicio de su apostolado.
En la
Basílica tuvieron lugar los matrimonios del rey Alfonso XII,
en 1878 y 1879
Y como dato de interés podernos consignar que, en 1883 fue
bautizado en ella el gran filósofo madrileño D. José Ortega y Gasset.
La imagen: es de
madera, muy dura e incorruptible, su altura no llega a los 60 centímetros desde
lo alto de la corona hasta el plano donde asienta los pies. La figura está
sentada.
El rostro de la
Virgen, debido a su antigüedad, es moreno oscuro, casi negro,
el Niño no parece mirar la manzana y tiene levantada su diestra en actitud de
bendecir al pueblo.
Tengo que confesar que nunca la he visitado. La próxima vez que pase por Madrid iré a verla ahora que conozco espléndidamente su historia.
ResponderEliminarNo comentas que atocha significa esparto o mata de hierba. Quizás se llame así por lo que cuentas de que la escondieron entre unos matorrales.
Un abrazo.
Algunos historiadores opinan que Atocha viene del griego Teotokos, cuyo significado es Madre de Dios, derivando en Teotoka, Toka, Tocha y Atocha. Otros defienden que Atocha es corrupción de Antioquía, lugar de donde se cree procede la imagen. Así, Nuestra Señora de Antioquía, procedente de la palabra en latín Antiochía se abrevió en antiocha y de ahí a atocha. Y la que tu propones es también una teoría muy enraizada en el pueblo, la ermita estaba rodeada de atochas.
EliminarNo dejes de visitar el panteón de los hombres ilustres está al lado.
Un abrazo grande
Muchas gracias por la información que es muy interesante.
ResponderEliminarMe alegro de que te lo parezca, desde luego lo es pero aqui no cabe todo. Y bienvenida a este rincon. Abrazos
EliminarMadre mía,pues sí que tiene historia. lo que no sabía era de su pequeñez y de que sea incorruptible?
ResponderEliminarYa ves que sí, tiene una historia interesante y los madrileños la quieren y veneran con devoción. A su lado está el panteón de los hombres ilustres que tiene una estatua de la libertad, si bien es mas pequeña que la de Usa, es más antigua. Un abrazo
EliminarDe verdad que es una historia increíble, cuánta desgracia. Y la virgen intacta. Qué maravilla! Gracias por publicarlo.
ResponderEliminarGran abrazo!
La virgen la fueron protegiendo familias particulares. Una vida azarosa resumida aquí por no extenderme demasiado. Un abrazo y buen fin de semana
EliminarTanta historia y tan cerca y no se me había ocurrido indagar como lo has hecho tú. Nos interesamos por el arte de sitios de ciudades que visitamos y sin embargo nos pasa desapercibido el que tenemos donde residimos y no tiene lógica. Hablo por mi que debería de dar un repaso a este Madrid donde tenemos verdaderas joyas.
ResponderEliminarEn cuanto al Panteón de hombres ilustres, también está pendiente.
Un abrazo.
Habla por ti y por mí, hay un montón de cosas que no conozco, y muchas las voy descubriendo cuando se las enseño a las visitas. Estos remedos de investigación me permiten conocer hechos desconocidos, ya me ocurrió cuando publique la historia, del oso y el madroño, o la de la Felipa por ejemplo.
ResponderEliminarCuando vayas a visitar el Panteón aprovecha para visitar la Real Fabrica de Tapices.
Un abrazo grandote
Hola Estar, vaya calvario el de la Virgen de Atocha. Toda una historia de reparación, de destrucción y de recuperación.
ResponderEliminarEs muy similar a la Morenita de Montserrat. Diría que es igual.
Saludos y un abrazo
Hola Isa, el parecido entre estas dos virgenes y el de otras se debe a que son tallas de madera y con los años oscurecen, ninguna de las dos era negra en su origen, y si Nuestra Señora de Atocha pasó algunas penalidades, ahora es venerada y parece que ya está tranquila. Un abrazo
EliminarPerdón, quise decir Ester.
ResponderEliminarjeje, no me había fijado, estar es una estrella no está mal. otro abrazo
EliminarHola.Coneces si en esta parroquia hay una capilla del Cristo y si en la misma hay unos ángeles? Busco el rastro de José Ginés,escultor del XVIII/XIX en Madrid.
ResponderEliminarSaludos