Baldomera Larra Wetoret (Bautizada, María Dolores, como su
abuela paterna, se le antepuso el Baldomera en su confirmación, quizás en honor
del general don Baldomero Espartero), Madrid 1833, fue una de los tres hijos
del periodista y escritor Mariano José de Larra que al suicidarse siendo ella
una niña no disfrutó o padeció por ella, nunca la reconoció.
Baldomera casó en 1856 con Carlos Montemar (Montemayor según
las fuentes), médico de la Casa Real con Amadeo de Saboya al frente (rey a
tiempo parcial), pudo mantenerse hasta la llegada de Alfonso XII, que por ser
afrancesado tuvo que dejar el puesto y a Baldomera con sus hijos, huyó a América
y aquí sigue la historia: La dama quedó en situación precaria y acudió a
prestamistas para ir viviendo y mantener a sus hijos, el alto interés que tenía
que pagar la tenían al borde de la desesperación, pero Baldomera que en su
infancia fue una brillante estudiante de aritmética en el Instituto Español y era
mujer decidida pensó en sacar partido de su penuria montando ella un negocio de
préstamos con la intención de recaudar dinero para el tratamiento de su hijo
enfermo, dicen que el origen empezó pidiéndole una onza de oro a una vecina con
la promesa de devolverle el doble al mes siguiente, ella cumplió y empezaron a
llevarle dinero otros vecinos, y sus familiares.
Levantó el negocio gracias al apoyo de un grupo de hombres
que participaron en menor o mayor medida, Saturnino Iruega (Isuegas, según las
fuentes), que ejerció como administrador; un joven llamado Nicanor, empleado
del Teatro de la Zarzuela, y los señores Enciso, Rojas y Casanova; fue el
nacimiento de la Caja de Imposiciones que fue cambiando de ubicación hasta
quedar instalada en la plaza de la Paja, exactamente en el Teatro de España
(desapareció pasto de un incendio), su decoración consistía en cinco mesas
forradas de hule, una estufa, un armario y algunos bancos. Por las noches, y
los días de fiesta, desaparecía el tinglado oficinesco y dedicábase el local a
espectáculos teatrales y bailes públicos. (la voz popular de entonces decía que
el negocio instalado en ambiente farandulesco acabó siendo una farsa mas).
Según recogen las hemerotecas hubo labradores que vendieron
sus yuntas para dedicar el dinero al negocio de los intereses. También hubo
quien enajenó sus fincas para entregar cantidades desorbitadas de capital que
desgraciadamente perderían más tarde. Cuentan que hasta hubo niños que llevaron
sus huchas. En fin pequeños inversores y gente modesta que sumaron hasta más de
5000 clientes y hablamos de un capital de 18.894.053 reales de vellón (unos
30.000 euros).
Durante los primeros meses, todo marchó sobre ruedas, Baldomera
Larra pagaba unos intereses del 30% mensual, a unos con lo que los otros depositantes
le entregaban. Hasta que los rumores empezaron a recorrer la ciudad, un
impositor fue a reclamar su dinero y aunque ella se lo pagó temió que todos
hicieran lo mismo y se sintió presa del pánico pensando en una quiebra
inminente si los clientes empezaban a retirar sus depósitos. No se lo pensó
mucho y al día siguiente se dejó ver en el palco del teatro de La Zarzuela,
pero antes de que terminara la representación se dio a la fuga. Llevándose los
7000 reales de que disponía.
Su plan alcanzó gran popularidad dentro y fuera de las
fronteras españolas, su caso apareció en Le Fígaro de París y L'Independance
Belge de Bruselas. Y el afilado ingenio
español hizo de su estafa dos canciones, El
gran camelo de Dª Baldomera y Doña Baldomera
Esta se dice que fue la primera estafa piramidal conocida de
la historia
Al cabo de los meses fue detenida en París bajo una
identidad falsa y llevada a Madrid. En mayo de 1879 fue condenada a seis años
de prisión por alzamiento de bienes, fallo que confirmó la Audiencia, y llegó a
ser portada de El Imparcial y de La Época el 26 de mayo de 1879.
Ella anunció un recurso de casación, pero a última hora,
enferma y en la cárcel, desistió de él. El asunto llegó al Supremo de la mano
del defensor de Saturnino Iruega, secretario de Baldomera, condenado como
cómplice y el abogado Felipe Aguilera sostuvo que la mujer no pudo cometer el
delito porque, al ser casada, carecía de la capacidad legal de contratar y
obligarse. De esta forma, los contratos de préstamo eran nulos y no podía
hablarse de alzamiento de bienes en perjuicio de acreedores porque,
jurídicamente, no había tales.
La sentencia, dictada el 1 de febrero de 1881 absolvió tanto
a Baldomera Larra como a Iruega. «Es indudable que no participa de todos los
requisitos que la ley exige para constituir el delito por cuanto al abrir doña
Baldomera Larra, sin autorización de su marido, la caja de imposición
ofreciendo a los imponentes ganancias tan pingües (...) semejantes actos no
pudieron constituir obligaciones legítimas», dijo el Supremo, para el que los
hechos eran una «trascendente inmoralidad, pero no sujetos a la acción de los
tribunales». Doña Baldomera fue puesta de inmediato en libertad. La salvó su
situación de casada. Algunas de las mujeres implicadas en los procesos actuales
quizá preferirían seguir, desde el punto de vista de la actual situación
judicial, en un siglo donde los derechos de la mujer eran mínimos pero “Ser señora de” en aquella época tenía indudables ventajas
procesales.
Baldomera se trasladó a Cuba a vivir con su marido,
allí enviudo y allí falleció.
La historia de Baldomera es uno más de los fallos (que no
errores) célebres del Supremo, recogidos en un libro conmemorativo de su
bicentenario, editado por el 'Boletín Oficial del Estado', bajo la coordinación de Jacobo López Barja de
Quiroga, juez de la Sala Quinta. En él se analizan 39 casos que marcaron la
historia judicial española en los siglos XIX y XX. No sólo es un examen de la
respuesta que los jueces dieron a los asuntos de mayor repercusión social,
política y mediática en la época; es también un observatorio de la evolución
normativa y un reflejo de los valores morales, de las reacciones sociales y de
los temores y preocupaciones de cada momento.
El libro comienza con el caso del que fuera consejero de
Estado Miguel de Lardizábal, que fue juzgado
por sedición tras publicar un manifiesto en 1811 en el que
defendía que la soberanía no residía en las Cortes sino en
el Rey. El Tribunal Supremo, que fue creado en la Constitución de
Cádiz en junio de 1812, anuló la condena de destierro que un tribunal
especial designado por las Cortes había impuesto a Lardizábal.
Otros casos famosos y citados fueron, el magnicidio de
Eduardo Dato, las causas abiertas al fundador del PSOE, Pablo Iglesias, a Indalecio
prieto y también a Miguel de Unamuno, se tratan también el crimen de Cuenca, el
de Casas Viejas, el caso Jarabo, y termina con la causa contra el Lute.
Se recogen referencias de la prensa de la época, capítulos
de la historia como el de Juan Oliva que intentó matar a Alfonso XII y a pesar
de no conseguirlo fue condenado a muerte.
Más nombres:
Carlo Ponzi, un
italiano que emigró a América y su apellido da nombra a los fraudes piramidales
(su estafa la mantuvo durante años) y al salir de la cárcel se convirtió en asesor financiero de Mussolini
Madoff, capaz de
engañar al mundo financiero (la suya fue la mayor, de momento, en cuanto al
monte económico.
María Branca dos
Santos, en Portugal la banquera del pueblo, utilizó el mismo mecanismo de
estafa, engañando a más de 600 personas, condenada a 10 años de prisión
Más escándalos:
Sofico (1974), Fidecaya
(1982), Banesto
(1993), Patrick Bennett
(1996), Gescartera
(2001), Haligiannis
(2005), Fórum Filatélico
(2006), Nueva Rumasa…
¿Debemos temer al
bitcoin y otras criptomonedas? El problema es que el sistema es matemáticamente
seguro pero depende de la confianza que te inspiren los creadores.
Por poner algo de “famoseo”
Nick Leeson provocó la quibra del Banco Barings, una financiera
británica que tenía como clientes a la Reina de Inglaterra. Y un poco de
¿música? ¿Nos acordamos de Milli Vanilli? Este dueto pop conformado por Fabrice
Morvan y Rob Pilatus, allá por 1988 en Alemania. Recibieron un Premio Grammy 1990, en la categoría de
Artista revelación del año. Sin embargo, meses después, el productor del dúo
afirmó que Morvan y Pilatus no cantaban los temas, sino que sólo hacían
playback
Curioso el caso y las estafas que nos cuentas, historias que se siguen dando con mayor o menos suerte, incluso si me apuras, se podría extrapolar a las pensiones.
ResponderEliminarHoy un trabajador está pagando para recibir más adelante una pensión de jubilación, pero la pirámide deja de serlo y surgen las dudas de si llegará a cobrar algo ¿se podrá considerar delito?
Un abrazo.
No tengo la respuesta, yo me limito a contar "sucedidos" y tampoco tengo la garantia de que lo haya hecho fielmente. Pero si se llega a considerar delito no pasará nada, nadie pagará por ello y no cobrarán los viejitos. Un abrazo
Eliminarno tenía ni idea
ResponderEliminarAhora ya tiene una pequeñita.
EliminarInteresantísima entrada. Gracias.
ResponderEliminarLo interesante ha sido "recolectar" información, una cosa te lleva a la otra y porque tenia que salir a comer que sino sigo. Abrazucos
EliminarMe acuesto sabiendo algo que desconocía, gracias.
ResponderEliminarAbrazos
Historias de la historia de España. Abrazo y sonrisa
EliminarQué buena recopilación de datos. Me ha encantado aprender un poco más sobre esa historia que tanto nos beneficia saber, por el hecho del conocimiento, y quizá para enmendar o evitar posibles similitudes…
ResponderEliminarUn placer sentarme a leer en esta tu otra casa, mi querida Ester 😊
Bsoss y abrazos miles, y muy feliz tarde! 😘
Gracias, a mi me pareció interesante como el abogado salvó a Baldomera de la cárcel por el hecho de estar casada, si hubiera estado soltera habría quedado recluida. Un abrazo grande y gracias por venir hasta aquí
ResponderEliminarQue entrada más interesante Ester, no sabía que lo de las estafas piramidales viniera de tan lejos. Ni mucho menos que lo comenzara una mujer, aunque al menos la empujó a ello la necesidad y el querer cuidar a sus hijos. No el mero hecho de enriquecerse a costa de otros.
ResponderEliminarEs verdad que es curioso, que en la época en la que estamos que reivindicamos que nos traten como individuos y no diferente por estar casadas, en aquella época fuera una ventaja. Realmente contábamos poco para la sociedad en aquel tiempo, alguna ventaja tenía que tener jajaja
Besitos Ester, preciosa!! :)
Hola preciosa, has llegado hasta aquí, ya ves este es un espacio tranquilo donde a veces me explayo, Baldomera y su interesante biografía. Me alegro que te guste, abrazos y tarta de bienvenida
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